miércoles, 28 de septiembre de 2011

DUMBO no era un elefante

Delante de un cerdo, rodeada de perros, sólo oigo el ruido del txon mientras come: SATISFACCION. Los bebés cuando comen no suenan mejor.

No encuentro mucha diferencia. Bueno, sí:  he observado que cubren su timidez con las orejas.


Laurie Anderson dijo una vez que ella no comía nada que tuviera ojos, sexo, nariz y boca. Y yo, pillada "in fraganti" por la mirada porcina recuerdo sus palabras acompañada de la contradición jugosa de la "txintxorta":

"Del cerdo, hasta los andares"

http://youtu.be/vzYu88jIDYs

4 comentarios:

  1. las vascas vegetarianas tienen much mas merito que otras de otros lugares

    ResponderEliminar
  2. Oso ona, Bitxo! VIVAN LOS PERROS, ABAJO LAS PERSONAS!

    ResponderEliminar
  3. La paz absoluta a la que me invita ese sonido de satisfacción choca con el chillido penetrante y desesperado en las txarribodas de mi infancia.
    Contradicción absoluta.

    ResponderEliminar
  4. Exactamente.
    El año pasado me acerqué a echar unas manzanas al txerri que quedaba. Normalmente, cuando te acercas con comida se levantan y se asoman esperando impacientes, pero esa vez ni se movió. Un día antes su compañero fue sacrificado, el segundo de la cuadra. Me asomé como hago siempre, y estaba tumbado, derrumbado, mirándome con unos ojos super tristes, me sentí fatal, sobrecogida, culpable... Lo saben.

    ResponderEliminar